El día que murió su abuelo, en Barraza (Ovalle), Daniel tomó una decisión que le cambió la vida: dejó la sub-17 de Coquimbo Unido y se prometió servir a los demás. Ese juramento, hecho con 15 años y el corazón en su tierra, marcó su rumbo. Creció organizando a compañeros, fue presidente del centro de Alumnos, Presidente del Parlamento Juvenil, lideró el “Mochilazo” y fue jefe de la campaña Juvenil de Bachelet, donde sobrevivió a la caida de un bus desde el Puente Maipo.
Estudió Derecho y se recibió de abogado, hizo un máster en la Universidad Autónoma de Barcelona y emprendió: creó empresas, le fue bien, estaba cómodo. Pero eligió volver al camino que lo movía de verdad: el servicio público.
En 2021 Daniel fue elegido diputado. Desde entonces, su sello es simple: valentía, presencia y resultados. Enfrentó la corrupción cuando muchos callaban, empujó transparencia y gestionó soluciones concretas para miles de familias —desde vivienda hasta obras y seguridad barrial— trabajando con alcaldes de todos los sectores.
Es parte de una historia de compromiso familiar. Su hermano menor, Alí, sí siguió carrera profesional en el fútbol y hoy es alcalde de Coquimbo. Juntos, cada uno en su rol, han empujado soluciones y articulado equipos para que las cosas pasen en la región que los vio crecer.
Daniel es hijo de Coquimbo: del puerto, de los valles y de su gente trabajadora. Cree en la palabra empeñada, en tocar puertas hasta que se abran y en transformar la indignación en cambios reales.
Daniel Manouchehri: el diputado valiente. Con coraje, contigo.